Aritz Otxandiano Kanpo
Responsable de Sostenibilidad del Grupo Fagor. Presidente de Fagor Arrasate entre 2010 y 2017. Ingeniero Industrial.
Responsable de Sostenibilidad del Grupo Fagor. Presidente de Fagor Arrasate entre 2010 y 2017. Ingeniero Industrial.
El Grupo Fagor está estrechamente ligado a la comunidad. Fue la comunidad quien creó Fagor para dar respuestas adecuadas a las necesidades de un contexto histórico concreto y, por ello, creemos que es responsabilidad de Fagor seguir ligado a la comunidad y ofrecer recursos para dar respuestas adecuadas a diversos retos sociales en colaboración con el resto de los agentes.
Esto está claramente reflejado en la estrategia de sostenibilidad Fagor 2030. Es más, uno de los cinco compromisos principales adoptados a través de dicha estrategia responde expresamente a este ámbito. Así esta recogido en nuestra página web: “Promover la autoorganización de la sociedad y la colaboración entre diferentes agentes para conseguir ciudades y comunidades sostenibles”.
La manera de formular el compromiso del ámbito comunitario es claro reflejo de la visión de Fagor. Es decir, el grupo cooperativo cree en el empoderamiento y en la autoorganización de la ciudadanía, y sabe que la complejidad de los retos actuales requiere de la colaboración entre diferentes agentes, principalmente públicos y cooperativo-comunitarios. En este camino, cobran especial importancia temas como la sostenibilidad o la transición ecosocial, pues estos pueden ser los mayores retos del actual contexto histórico. El de la sostenibilidad no es solo un camino que han de recorrer las cooperativas. También requiere del compromiso de los territorios y de las comunidades.
El Grupo Fagor es un grupo cooperativo de escala comarcal, por ello, nuestra labor está especialmente centrada en la comarca Debagoiena. Para ello, hemos apostado por la red de sostenibilidad Debagoiena 2030. Es una apuesta estratégica que pretende impulsar la intercooperación entre diversos agentes. A día de hoy, con una agenda ecosocial, estas son las principales líneas de trabajo de la iniciativa: transición energética, recuperación de ecosistemas naturales, sistemas alimentarios y movilidad.
La autoorganización de la comunidad y la colaboración público-comunitaria son fundamentales para afrontar la agenda ecosocial, por ello, trabajamos para crear nuevos sujetos comunitarios con el objetivo de desarrollar respuestas adecuadas para los diferentes retos. El concepto de colaboración público-comunitaria se materializa a través de esos sujetos que reúnen a diferentes agentes a través de una misma estructura (personas usuarias, colaboradoras, prestadoras de servicios, trabajadoras…).
Pero no estamos inventando nada nuevo. En Debagoiena ya existen varias entidades constituidas con la misma filosofía, como, por ejemplo, Goiena. Es más, esto era lo que Arizmendiarrieta pretendía al promover varias instituciones de Mondragón (Eroski, LagunAro o Mondragon Unibertsitatea, entre otras). Todas estas organizaciones cuentan con esquemas de gobernanza que engloban diferentes tipos de agentes y surgieron para dar respuesta a un reto concreto de la comunidad.
Este camino lo estamos recorriendo en colaboración con otros agentes que surgieron en el ámbito de la economía social, especialmente con los agentes cooperativos que pertenecen a Olatukoop. En este sentido, hay una idea que me gustaría poner en valor: Mondragon y Olatukoop son agentes de economía social con características diferentes, que a menudo actúan dándose la espalda, en lugar de explorar espacios de colaboración. Siempre he pensado que es más lo que nos une que lo que nos separa, y que la intercooperación entre las dos tradiciones o culturas cooperativas que estas entidades representan tiene mucho potencial. Potencial que incrementa cuando las instituciones públicas se unen.
No voy a decir que el camino esté siendo fácil, porque, aunque todos y todas hablemos de cooperación e intercooperación, hace falta mucha visión, convicción y generosidad para poder exprimir toda su potencial. Hablar de intercooperación es más fácil que ejercerlo. En cualquier caso, esta apuesta está dando sus frutos: comunidades energéticas de Debagoiena (Ekiola de Leintz Bailara, Berener, Ixotzen, Esnargi…), la cooperativa de personas propietarias forestales Tantai o la iniciativa recientemente presentada del ámbito de la soberanía alimentaria. Queda mucho por hacer, pero ya hemos comenzado a recorrer el camino.