Maite Legarra-Fagor web

Maite Legarra Eizagirre

Experta en atracción y desarrollo de talento. Corporación MONDRAGÓN.

Blogera itzuli
Talento

No es noticia de actualidad decir que el paradigma de gestión del talento en las organizaciones ha cambiado. Llevamos años diciéndolo, percibiéndolo y, en muchos casos, sufriéndolo. Pero todavía, me atrevería a decir que nos cuesta ubicar nuestra actividad y nuestros comportamientos en ese nuevo paradigma. Intentamos responder a los retos actuales y futuros desde los patrones diseñados en el pasado y que nos han funcionado, porque para nosotros/as también cambiar es un reto en sí mismo. Aunque estamos actualizando los procesos y los sistemas, necesitamos cambiar el enfoque para entender la realidad, y eso no está costando, porque tenemos enfoque muy arraigado y con el que hemos tenido muchos éxitos, pero que hoy en día ha dejado de dar frutos.

La sociedad ha cambiado, vivimos en un contexto cambiante. El futuro (también el presente) es frágil, no lineal, a menudo incomprensible, y genera ansiedad en el negocio, en los procesos y en las personas. Tanto a jóvenes como a adultos, nos ha cambiado la forma de entender el trabajo; tenemos nuevos valores en los corazones y nuevos comportamientos en las acciones. Buscamos que nuestro trabajo tenga sentido, un objetivo, y aporte algo a la sociedad. Buscamos relaciones sanas, saludables, basadas en la igualdad, la inclusión y la diversidad, centradas en la confianza y la cercanía, que respeten y cuiden la vida personal. Estamos dispuestos a arriesgarnos en la búsqueda de organizaciones que nos ofrezcan ese contexto de trabajo, y estamos dispuestos a cambiar de trabajo una y otra vez, hasta encontrar esa oportunidad.

Cuatro generaciones, 8 culturas y lenguas, mujeres, hombres y personas no binarias convivimos en nuestras cooperativas, cada cual con sus necesidades y deseos, experiencias y sueños. Ahora que muchos referentes (en comportamiento y conocimiento) están a punto de jubilarse, ahora que es imprescindible poner el foco en la transferencia del conocimiento, será necesaria la ayuda y el cuidado mutuo. Porque todos tenemos algo que aportar y algo que recibir, aprender y enseñar; tendremos que superar con responsabilidad y valentía los límites que nos pone la edad, el idioma, el género, la cultura o la experiencia (muchas veces impedimentos que tenemos interiorizados y que nos hemos puesto nosotros/as mismos/as), para hacer frente a los desequilibrios que nos encontramos en el mercado.

Las cooperativas de MONDRAGON, como todas las demás organizaciones, tenemos dificultades para atraer y mantener talento, y las tendremos en el futuro. Tendremos que acostumbrarnos a trabajar con personas comprometidas que no buscan proyectos para toda la vida, y tendremos que valernos de su experiencia, conocimiento y colaboración mientras permanezcan entre nosotros/as, y comprender y aceptar cuando el día de mañana nos digan que se van. Y cuidar, mimar lo que tenemos dentro, ofrecerles vías para ocupar los puestos y las funciones más adecuadas para aprovechar y potenciar ese talento que tienen en su interior. Yo no creo que sean unas pocas personas la que tengan talento; al contrario, soy partidario de pensar que toda persona tiene talento; eso sí, es responsabilidad de las instituciones y de las personas ofrecer la oportunidad y los contextos para dar el máximo de ese talento.

Por lo tanto, nos resulta imprescindible ofrecer a las personas una propuesta de valor atractiva, y ofrecerles oportunidades para que vengan a trabajar a las cooperativas de MONDRAGON, y permanezcan en ellas. Esto nos va a exigir una personalización, construir propuestas que satisfagan sus necesidades y deseos a las personas que componen la diversidad arriba mencionada. Pero sí, la personalización o en cierto modo tratar a las personas de forma diferente, conlleva a menudo un debate, porque creemos que eso no es justo, solidario, equitativo. Creemos que es dar directamente en el principio de igualdad de la cooperativa, y estamos muy profundamente convencidos de eso, es nuestra mirada más arraigada, la que más nos va a costar cambiar. Y al mismo tiempo, la que más necesitamos cambiar. Veamos la personalización a través de las gafas de la solidaridad; ofrezcamos a cada uno/a, a cada colectivo o a cada persona, lo que necesita en cada momento de su vida, pongamos mecanismos para escuchar lo que necesitan en el momento, que sientan que la cooperativa está a su lado, con más compromiso, ilusión y fuerza porque luego eso vendrá de vuelta. Pero para ello debemos desplegar marcos de sistemas y procedimientos internos que permitan a cada responsable responder de la mejor manera posible a las necesidades de su equipo.

Los/las responsables son el eje de todo esto. Necesitamos responsables cercanos a sus equipos, que sepan escuchar, que tengan tiempo para ello; que ayuden, que den feedbacks para aprender y crecer, que reconozcan los logros. Pero que, a la vez, jueguen en el plano estratégico, entiendan y tracen el futuro, lleven al mismo a sus equipos y los orienten en esa dirección. No es una tarea fácil, cada vez son menos las personas que dan un paso para asumir este rol, porque no es un trabajo cómodo, no es un trabajo lineal. Hay tensiones, se les pide que sean la clave entre el nivel operativo y el estratégico, todos/todas tienen puesta la mirada en ellos. Por eso también hay que cuidar mucho a esas personas y roles, hay que escucharles, medir su carga de trabajo, equilibrarla, protegerles; nos corresponde, más que nunca, cuidar a quienes cuidan.

La visión de MONDRAGON y de cada una de las cooperativas que conformamos la corporación debe ser la brújula que oriente esas nuevas miradas. La sociedad está cambiando, nos esperan muchos y nuevos retos en plazas locales y en mercados exteriores. Tenemos que formar a nuestros equipos, a las personas, para dar nuevas respuestas a esos retos. El carácter cooperativo debe estar en el centro de todas las reflexiones y decisiones, tendremos que tener claro y demostrar que existe otra forma de incidir en la personalización, en la valentía, en el modelo de negocio y en el cuidado de las personas. Ese es nuestro principal reto.

Se dice que Arizmendiarrieta decía: «El mundo no se nos ha dado simplemente para contemplarlo, sino también para transformarlo, y esa transformación no se realizará con las manos, sino primeramente con ideas y con planes de acción». Reflexiona sobre lo que queremos ser, cuál va a ser la aportación que vamos a hacer y, con ello, seamos valientes, porque las personas responderemos.

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